Bálsamo ante el Mallorca

El coraje de Zabaleta, dos goles de Luis García y las manos de Lafuente colocan al equipo de nuevo en zona de Europa. (video: rojadirecta)

Paaaablo! Paaaaablo! Paaaaablo!... era el cántico más repetido después del jugadón del argentino en el gol que dio el empate al equipo en el partido. Y la verdad que fue gracias al incansable lateral, que el equipo levantó la cabeza y pudo llevarse la victoria.

Rememorando el inicio de esta campaña, el equipo jugó mal, pero ganó. Un mediocampo mal planteado en la primera mitad con dos jugadores de contención como Moisés y Lola, estaba llevando al equipo a la que habría sido una derrota muy dura.

El partido comenzó con un Riera eléctrico y con movimiento arriba. Un par de ocasiones calentaban a la afición y ponían brillo al inicio del encuentro. Pero poco a poco el Mallorca ganaba terreno y en el minuto 12, un balón largo de Ramis, "la peina" Arango y Güiza, superando a Jarque y Torrejón, bate a Lafuente, que nada puede hacer ante la pasividad de la defensa españolista en este inicio del partido. Como venia pasando partidos atrás, el Espanyol tenía que afrontar el partido con un gol encontra en los primeros minutos.

Sólo los gritos de Lafuente y Zabaleta animaban a un Espanyol que parecía querer ampliar los 9 partidos sin perder que llevaba el Mallorca. Lola y Moisés no se ofrecían a los centrales, pues no son creadores de juego. Los centrales, sin tener una referencia en medio campo como bien pueden ser Iván o Ángel, no hacían más que mandar balones arriba sin destinatario.

Luis García corría y corría arriba sin ningún balón con claridad, acompañado de un Ewerthon sin fortuna en los balones que recibía. Riera y Valdo en las bandas tocaban menos balones que los árbitros, y Zabaleta y David, que salvaban los muebles en la defensa.

Y así acabó la primera mitad, con los fantasmas en Montjuic y equipo apagado y aburrido.

Comenzó la segunda mitad. Valverde pareció haber encontrado la solución: movimiento en el medio campo, creación, en forma de Ángel.

Y el partido cambió. Trece minutos necesitó el Espanyol para empatar el partido. Balón para Zabaleta, que se marcha de cuatro jugadores del Mallorca y le pone un balón de gol a Luis García que es derribado por la defensa mallorquina. Penalti. La solución al partido pasaba por empatar y meterse en él. Lanza Luis García y gol. Empate.

Con el 1-1 el Mallorca tuvo varias ocasiones para marcar pero la habilidad de Lafuente y la fortuna, combinados con la casta que mostró el equipo, no permitieron ampliar el marcador del Mallorca.

Los minutos iban pasando. Jonathan luchaba todos los balones arriba. Luis García estaba más entonado. Riera iba comenzando a marear a los rivales, substituido después por un habilidoso Coro, mágnifico en el regate y soltando el balón cuando tocaba. Lola y Ángel se entendían a la perfección, igual que podrían haberlo hecho Moisés y Ángel, pues el problema no era ninguno de los dos (todos conocemos el gran potencial que tienen), el problema era que juntos no daban la verticalidad que necesitaba el equipo.

En el minuto 87, cuando ya nadie daba un duro por un la victoria, un balón colgado desde la derecha por Ángel, lo aprovecha Luis García, (no podía ser otro) y marca el gol de la victoria.

En ese momento se desata la locura en Montjuic y todos olvidan la verticalidad del juego, el dinamismo ofensivo, y todos los recursos técnicos. El equipo ganaba tres valiosos puntos, que volvían a colocarlo en puestos europeos, y poco importaba el juego. Tres punts i cap a casa!